Lo más importante en cuanto a la gastronomía es, por supuesto, la comida, pero hasta el sabor de esta puede mejorar si se encuentra rodeada de un ambiente a su altura. Muchas veces pensamos que la única forma de decorar una mesa es poner y poner cosas encima, pero hay que tener en cuenta una serie de factores.
El tamaño de la mesa
Hay que tener en cuenta que las dimensiones de la mesa son distintas cuando está llena de comida. Aunque parezca que el espacio es suficiente, no puede parecer que cada centímetro de la mesa está lleno de cosas porque la comida resultará agobiante. Prueba a poner todos los elementos indispensables (cubiertos, platos, copas, servilletas, etc.) antes de empezar a pensar en la decoración.
Una vez hecho esto, si no hay espacio suficiente para decorar tu gastronomía con elementos adicionales, prueba a buscar formas de decorar los que sí caben. Una forma bonita de hacerlo es decorar la servilleta con un lazo o la clásica forma al estilo de la papiroflexia encima del plato, escoger una cubertería con algún motivo o copas con los bordes decorados. Incluso, buscar una forma de decorar las bebidas dará un toque original y elegante a tu celebración.
El número de comensales
La decoración de una mesa no es la misma si los comensales van a ser dos, uno dispuesto frente a otro, o si van a ser muchos, colocados al lado unos de otros. En el primer caso, lo mejor es que haya pocos elementos verticales entre ellos, porque dificultará la interacción. Evitar centros de mesa altos o velas largas será lo mejor para no dar la sensación de estar cenando contra una pared.
En ese caso, la mejor idea es buscar elementos decorativos que se coloquen horizontalmente, sobre la mesa, o que no asciendan demasiado sobre esta. Si los comensales son más numerosos y se disponen, por ejemplo, en mesas redondas, se puede pecar más con esta decoración porque la distancia da más perspectiva. En ambos casos hay que intentar que ni las dimensiones de la mesa ni la decoración impidan a los comensales acceder a la comida.
Decorar con comida
Hay veces en las que incluso la propia gastronomía se puede quedar con todo el protagonismo siendo plato y decoración. Esforzarse en colocar los componentes de la ensalada de forma armoniosa la convertirán en un centro de mesa ideal. Jugar con los colores de los alimentos para hacerlos armonizar o contrastar con los del mantel o las servilletas también crearán un efecto visual atractivo.
También se puede optar por decorar la propia comida con elementos no comestibles. Si uno de los platos se presenta con palillos, cambiar los clásicos de madera por otros más originales, de colores o con alguna decoración en el extremo puede funcionar. Otro protagonista de esta idea pueden ser las guarniciones y las salsas, que con un recipiente original pueden resultar vistosas gracias a sus colores.
Cuidar el entorno
A pesar de que lo más importante esté encima de la mesa, cuidar lo que le rodea también es un acierto. Mantener recogido todo el espacio, armonizando con la mesa, dará a los comensales una sensación agradable de estar comiendo en un restaurante. Si no se pueden realizar cambios en el espacio, otra idea puede ser mantenerlos más o menos en penumbra iluminando concretamente la zona de la mesa. De esta manera nadie se fijará en que están ahí.
Déjate llevar
Pero el consejo más importante es no agobiarse ante esta situación. La decoración de las mesas es una actividad que se debe tomar como algo agradable, para intentar hacer más especial una comida o una cena, pero sin olvidarnos de disfrutar.
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