La gastronomía española tiene una gran tradición enológica y no nos extraña ver ciertos rituales a la hora de servir el vino. En cambio, sí nos tomamos más a la ligera el servir la cerveza. Esto es una lástima porque, como cualquier otro alimento, si se prepara bien, sabrá mejor.
Con ocasión del Oktoberfest podemos aprovechar para probar cervezas alemanas, y más nos vale aprender a servirlas si decidimos montar nuestra propia celebración en casa. Solo así podremos aprender a beberlas y respetarlas.
¿Cómo servir cerveza embotellada?
En el servicio de la cerveza debemos atender a varios detalles. Con la buena ejecución de todos ellos disfrutaremos de la mejor manera esta bebida.
Pasos previos para llevar la cerveza a nuestra gastronomía
¿Qué debemos saber del vaso o la copa de cerveza?
– Cada cerveza con su vaso. Los fabricantes de cerveza suelen tener vasos de formas y tamaños específicos para su producto. Esto no es arbitrario, la forma del vaso ayuda a potenciar los valores de la cerveza en cuestión. Por lo tanto, debemos intentar conseguir los adecuados.
– El vaso no se congela. Meter el vaso o la jarra en el congelador no es buena idea. Primero, porque coge olores «de nevera» que pueden estropear la cerveza. Segundo, porque en contacto con el cristal helado la cerveza se congela ligeramente y altera su sabor.
Respecto a la cerveza en sí, necesitamos saber:
– Se conservará en la nevera en posición vertical para evitar que la levadura la enturbie y para ralentizar la oxidación.
– La temperatura de servicio debe de ser de unos 5-8 °C para la cerveza rubia y unos 8-12 °C para la negra.
Las claves del servicio
Atención a cada movimiento:
– Humedecer el vaso. Mojaremos el interior del vaso con agua fresca. Así se forma una finísima capa de agua y la cerveza se deslizará mejor.
– Inclinar el vaso. Ponemos el vaso en una posición inclinada de unos 45° para que la cerveza caiga sobre él y no forme espuma.
– Vertido de la cerveza. Desde una altura de unos 10-20 cm, vertemos la cerveza sobre la pared del vaso. Debemos hacerlo con un caudal continuo hasta llenar aproximadamente el 75 % del vaso.
– Posición vertical. Llenado el 75 %, ponemos el vaso en posición vertical y colocamos la botella de manera perpendicular al vaso y centrada respecto a su boca.
– Formación de espuma. Vertemos lo que queda dejando que la cerveza caiga en el centro y lo «rompa». Elevamos la botella unos 7-15 cm mientras vertemos. Así se forma la corona de espuma, que protege a la cerveza al evitar que se oxide.
En definitiva, se trata de unos pasos sencillos que se aprenden rápido y nos garantizan sacar provecho a nuestra cerveza. Una habilidad que todo amante de la gastronomía debe tener.
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