El pole dance siempre se ha asociado con la seducción y, en este siglo, incluso se ha convertido en disciplina deportiva. Pero su origen y evolución son tan sorprendentes como dignos de repasar. Sigue leyendo este artículo si quieres enterarte.
Diez siglos de historia
Fue en torno al 1135 después de Cristo, en la India, cuando se comenzó a practicar el Mallakhamb, un deporte en el que una persona realiza posiciones diversas teniendo como base un poste vertical. En principio, esta disciplina se usaba para fortalecer la musculatura de los luchadores gracias a los estiramientos y a las diversas posiciones que debían adoptar para mantener el equilibrio.
El Mallastambha, evolución de la modalidad anterior, incluía el uso de una barra metálica y se alejaba del yoga y de la lucha apostando por la sensualidad. No en vano, fue considerado un baile idóneo para fomentar la fertilidad durante el siglo XII. ¿Te lo imaginas?
Curiosamente, en China se practica un deporte similar: el palo chino. La única diferencia es que la barra utilizada es más delgada que en el caso anterior y más similar a las que se usan en el pole dance que conoces. Del poste central se colgaban los bailarines para realizar piruetas y equilibrios, que se siguen usando en la actualidad.
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Fue en la época sumeria cuando se comenzaron a fusionar ambos deportes, introduciendo el factor erótico. Se afirmaba que Innana, diosa del amor, se quitaba las prendas para superar las siete puertas del infierno y encontrarse con Damouz, su amante.
Su llegada a Europa
Los historiadores confirman que este tipo de baile sensual ya se practicaba en la década de los 20 del siglo XX en algunos cabarets de París. Las bailarinas apostaron por desnudarse totalmente y consideraron que este tipo de danza podría entretener al público de forma más eficaz.
De los cabarets a los gimnasios
La evolución de esta forma de dejarse llevar por la música fue absoluta cuando, en 1994, Fawnia Dietrich abrió su propia escuela de pole dance y dio a conocer sus beneficios. De hecho, la convirtió en un revulsivo para la vida en pareja.
En países como el Reino Unido o Alemania, este baile también es practicado por los hombres, que incluso reciben clases específicas sin presencia femenina. A tanto llegó la fama de este tipo de danza que en 2005 se celebró en Ámsterdam el primer campeonato mundial. Elena Gibson fue la ganadora. Dos años después fue Zhang Peng el primer hombre en coronarse como el mejor bailarín de pole dance del mundo. Quizás, si te preparas bien, también puedas conseguirlo.
Los que adoran esta actividad física siguen luchando por conseguir su reconocimiento como deporte olímpico. De momento no lo han conseguido, pero tal vez sea posible en un futuro próximo. Lo que sí podemos afirmarte es que, en la actualidad, el pole dance ha logrado salir de las salas eróticas y su práctica se ha generalizado. Además de ganar popularidad, ha perdido esa aura de sordidez que lo acompañó durante buena parte del siglo pasado.
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